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Asturias, historia y leyenda

ASTURIAS CAPITAL EUROPEA

ASTURIAS CAPITAL EUROPEA

Como todos sabeis, ASTURIAS (OVIEDO, GIJON Y AVILES) candidatura conjunta, es candidata a ser designada Capital Europea de la Cultura para 2016.

     Dicho año, las elegidas serán una ciudad española y otra polaca, por haberse establecido un turno rotatorio entre los países.

     POR AHORA Asturias LLEVA EL 17 % DE LOS VOTOS Y SANTANDER EL 17,6 %.
PERO SI NOS MOVEMOS PODEMOS SUPERAR ESTE %.

     PASAD LA PROPUESTA A TODOS LOS Asturianos Y AMIGOS DE Asturias QUE CONOZCÁIS, EL SISTEMA DE VOTACIÓN ESTÁ CONCEBIDO PARA QUE CADA UNO PUEDA VOTAR TRES VECES, INCLUSO A LA MISMA CIUDAD CANDIDATA.

     ¡HACERLO ES FÁCIL Y MUY RÁPIDO!

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Se pueden emitir hasta tres votos desde el mismo ordenador. ¡No los desaproveches!

Premios Principe de Asturias 2009

Premios Principe de Asturias 2009

Ayer se celebró la entrega de los premios Principe de Astuiras 2009 en el Teatro Campoamor de Oviedo.

OVIEDO, España, 23 oct (IPS) – Los ingenieros estadounidenses Martin Cooper y Raymond Tomlinson, considerados respectivamente los padres del teléfono móvil y de Internet, recibieron este viernes el premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica de manos de Felipe, el heredero de la corona española.

Otros de los siete premios entregados fueron el de Deportes a la rusa Yelena Isinbayeva Isinbayova, el de Letras al albanés Ismail Kadaré y el de la Concordia a la ciudad de Berlín en el vigésimo aniversario de la caída del muro que la dividía en dos en tiempos de la existencia de República Federal Alemana y de la República Democrática de Alemania.

El premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades a la estatal Universidad Nacional Autónoma de México, el de Ciencias Sociales al inglés David Attenborough, el de Artes a su coterráneo Norman Foster y el de Cooperación Internacional a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Cooper se destacó trabajando en la ingeniería eléctrica hasta que en 1973 inventó el teléfono celular. Dos décadas después desarrolló el sistema de antenas inteligentes, aplicables a la telefonía móvil y también a la Internet inalámbrica de largo alcance. Por su parte Tomlinson, después de desarrollar varios sistemas operativos, creó en 1971 la primera aplicación de correo electrónico para enviar mensajes entre ordenadores y eligió el símbolo de la arroba para identificar los mensajes locales de los globales, un verdadero ícono en la actualidad.

En el acta del jurado que otorgó el premio a ambos, se consignó que “su impacto en la sociedad queda reflejado en los más de 4.000 millones de usuarios de telefonía móvil y en los 1.500 millones de correo electrónico y de otros servicios de Internet, la red mundial de computadoras.

Todo ello representa una importante ayuda a los países en desarrollo, para los que supone una fuente de igualdad y de oportunidades, acercándolos a servicios básicos como la sanidad y la educación”.

“Es un honor aceptar este prestigioso premio en nombre de las muchas personas que me inspiraron y que trabajaron junto a mí en la aplicación de la tecnología inalámbrica para mejorar las vidas de las personas en todo el mundo”, dijo Cooper en la ceremonia premiación realizada en la noroccidental ciudad de Oviedo. “La mitad de la humanidad ya usa teléfonos móviles”, destacó.

Asimismo, advirtió que “éste es el comienzo de un futuro en el que la tecnología inalámbrica nos conectará a todos dando lugar a la mejora en la productividad, la educación, el entretenimiento, la seguridad, y con un cambio radical en nuestra forma de entender la salud”.

En diálogo con IPS, después de recibir el premio, Cooper expresó su convencimiento de que “no pasarán muchos años hasta que el teléfono móvil pueda detectar con anticipación problemas de salud como el del infarto cardiovascular”

El japonés Leo Esaki, premio Nóbel de Física 1973 y presidente de la Fundación Ibaraki para la promoción de la Ciencia y la Tecnología, fue uno de los que con más fuerza apoyó a los premiados, manifestando que “Martín Cooper y Ray Tomlison han hecho una contribución muy importantes para la sociedad, por su profundo impacto social resultante”.

“Sus invenciones del teléfono móvil y el correo electrónico son algunas de las innovaciones tecnológicas más importantes de todos los tiempos”, agregó.

Kadaré, a su vez, comentó que cuando le informaron que le habían concedido el premio, en su país “pensaron que me habían hecho noble de España”. Y sonriendo ante un grupo de periodistas adicionó que aunque en su país vivieron “un montón de años bajo el comunismo, los albaneses sentimos nostalgia de la nobleza”.

Sobre su experiencia de haber vivido bajo una dura dictadura manifestó que “los mecanismos de escribir bajo una dictadura no cambian en libertad. Hay límites circunstanciales, por supuesto, pero en lo esencial, la cuestión es la misma”.

Kadaré tampoco esquivó, por el hecho de estar en España, críticas al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que, dijo, “transfirió sus problemas internos” a los Balcanes, no apoyando la independencia de Kosovo por temor a que los vascos independentistas se apoyaran en ese precedente para reafirmar su reclamo de independencia.

No obstante, aclaró, los dos conflictos no tienen ningún parecido, pues en España se respetan los derechos humanos y sociales y en los Balcanes lo que ocurrió “fue una dura tragedia, con masacres y matanzas de todo tipo, incluyendo miles de niños”.

Attenborough se aproximó muchísimo a la niñez al agradecer el premio que le otorgaron por haber aportado durante medio siglo programas dirigidos a los niños explicándoles y documentándoles los misterios de la naturaleza.

Recordó que en aquellos primeros años los menores eludían o trataban de eludir estar varias horas viendo programas de televisión, pero que en la actualidad los videojuegos y otras tecnologías en uso los atraen, a pesar de que los apartan de la naturaleza, sean huevos de ave, mariposas o legumbres.

La directora general de la OMS, Margaret Chan, defendió las políticas de salud que deben aplicarse en todo el mundo, subrayando que la gente sana es la que más puede contribuir a producir riqueza de un país, entendiendo por riqueza la capacidad de producir en todos los sectores, sean materiales o intelectuales.

Por eso considera que los servicios sociales son necesarios de manera fundamental y no se debe considerar a la salud como un gasto, sino como una inversión.

Recordó en rueda de prensa que 30 años atrás una crisis económica internacional llevó a varios países a optar como solución el ajuste de sus presupuestos recortando los gastos en servicios sociales, sobre todo en educción y salud. Esa fue una decisión equivocada, afirmó y puso como prueba el que esos países todavía estén sufriendo las consecuencias de ese error.

Además de la necesidad de no recortar esos gastos planteó que ante la crisis global la cooperación internacional es más relevante que nunca “al igual que la solidaridad de los países más desarrollados con los menos privilegiados”.

Y como ejemplo señaló que hay países del Norte donde se abordan enfermedades como la obesidad, mientras que en los del Sur hay muchos donde sus habitantes padecen hambre.

El acto de entrega se celebró en el Teatro Campoamor y los premiados, los jurados, las autoridades y los periodistas acreditados, al terminar el acto se dirigieron por las calles de la ciudad, llenas de gente que los aplaudían, hasta el Hotel de la Reconquista, donde cenaron y se despidieron, pensando ya en los premios de 2010.

Articulo escrito por Tito Drago

Nevada en el Huerna

Nevada en el Huerna

El miercoles volvió a caer otra gran nevada en la autopista del Huerna, aunque afortunadamente las maquinas quitanieves funcionaron bien y se podía circular perfectamente. Tan solo al mediodia la nieve llegó a cubrir la carretera, pero durante poco tiempo.

El invierno este año en Asturias empezó muy pronto y esta durando mas de lo previsto. Al menos los aficionados al esquí podrán disfrutar una temporada larga.

PICOS DE EUROPA ... ¡VOTA POR ESTE MONUMENTO NATURAL!

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En estos momentos esta 4º en la clasificación...... hay que seguir votando para estar entre los 3 primeros

Astur y La Visigoda (www.asturlanovela.com)

Astur y La Visigoda (www.asturlanovela.com)

 "La Visigoda" y "Astur" son dos novelas historicas escritas por Isabel San Sebastian, que nos muestran la situación del Reino de Asturias tras la muerte de Don Pelayo, desde una perspectiva muy original como lo es la de los propios astures. 

Aunque La autora escribió dos años antes "La Visgoda", yo recomiendo leer primero "Astur", puesto que la historia que se narra, se inicia cronologicamente en esta novela siendo "La Visigoda" una continuacion de la misma. Merece mucho la pena leerlas no solo por su calidad y precisión histórica que nos ayuda a tener una visión mas clara de "La Reconquista" iniciada en Covadonga, sino tambien desde el punto de vista del entretenimiento como novela absolutamente trepidante y emocionante desde el principio hasta el final . Recomiendo igualmente visitar la web de la novela que es muy buena:

www.asturlanovela.com

 "ASTUR"

Resumen del libro

En los albores del siglo VIII, la sacerdotisa del castro de Coaña da a luz a una niña en una noche sin luna. Una profecía y una maldición sellarán el futuro de Huma, poseedora de un don tan poderoso como aterrador. Al sur, en Recópolis, la gran ciudad fundada por Leovigildo, ocupada por los guerreros de Alá, el joven de estirpe goda Ickila es castigado al destierro y decide buscar fortuna en Asturias, el único territorio que aún resiste al poder de Al Ándalus.

Los destinos de Huma e Ickila se entrelazan aun a su pesar movidos por una fuerza ancestral que les arrastra. Él entra al servicio del príncipe Alfonso en defensa de la Hispania cristiana mientras ella luchará con todas sus fuerzas para salvar a su pueblo astur, condenado a desaparecer en la bruma del pasado. Juntos serán indestructibles, pero una sombra amenazadora se cierne sobre ellos.

Si La visigoda ―la novela histórica revelación del año 2006 con más de 50.000 ejemplares vendidos y ganadora del Premio Ciudad de Cartagena 2007― descubrió a Isabel San Sebastián como novelista, Astur la consagra como una gran narradora y creadora de una saga de hombres y mujeres míticos, en la que épica, leyenda e Historia se dan la mano para conducir al lector al corazón de un tiempo apasionante.

Asturias Paraiso Natural, Oviedo Capital del Paraiso

Asturias Paraiso Natural, Oviedo Capital del Paraiso

El Principado de Asturias (en asturiano Principáu d'Asturies) es una comunidad autónoma uniprovincial de España. Recibe el nombre de Principado por razones históricas, al ostentar el heredero de la Corona de España el título de Príncipe de Asturias. Su capital es la ciudad de Oviedo, siendo Gijón su ciudad más poblada.

Su territorio es de unos diez mil kilómetros cuadrados y cuenta con una población que supera ligeramente el millón de habitantes. El idioma oficial es el español, aunque también se emplea el asturiano o bable. Éste no goza de oficialidad, pero sí de una especial protección de acuerdo al Estatuto de Autonomía de Asturias.

Las principales poblaciones asturianas se concentran en la zona central del principado, desde la costa al interior, siguiendo los valles mineros. La ciudad más poblada es Gijón, con 274.037 hab., seguida de la capital autonómica, Oviedo, con 216.607 hab. y de Avilés, que tiene 83.320 hab. Otros municipios o concejos cuya población ronda los 50.000 habitantes son Siero (49.491 hab.), Langreo (45.668 hab.) y Mieres (44.992 hab.). Los datos son del INE, a 1 de enero de 2007.

Localización [editar]

Asturias desde el espacio en enero de 2003
Asturias desde el espacio en enero de 2003

Asturias se encuentra situada en la costa septentrional de España. Limita al oeste con la provincia de Lugo (Galicia), al este con Cantabria, al sur con la provincia de León (Castilla y León) y al norte con el Mar Cantábrico.

Tras la muerte del rey Don Pelayo (hacia el año 737), el territorio asturiano abarcaba desde el río Eo al río Asón.

En la mayoría de los mapas cartográficos hechos desde el siglo XVI se ve una Asturias dividida en dos: Las Asturias de Oviedo y las Asturias de Santillana. Las de Oviedo tenían su frontera occidental en el río Eo y por la parte oriental en el concejo de Ribadesella, donde comenzaban las de Santillana. Esta llegaba poco hasta más allá de Santander, situándose su frontera oriental en el río Asón. Por el sur las Asturias limitaban con la Cordillera Cantábrica.

En el mapa cartográfico editado en 1700 por Charles Hubert (primer geógrafo del rey de España) empieza a nombrarse como Principado de Asturias, estando dividido aún en la de Oviedo y la de Santillana. En el año 1778 las Asturias de Santillana se integran definitivamente en la Provincia de los Nueve Valles de Cantabria.

El contorno actual se establece en la división territorial de 1833, que divide España en provincias a imitación de la francesa. Comprende los territorios de la comarca histórica de las Asturias de Oviedo, añadiendo los concejos de Ribadedeva, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja que pertenecían a las Asturias de Santillana, ahora en la Provincia de Cantabria.

Etimología [editar]

El término Asturias, recibe el nombre de sus antiguos pobladores, los Astures, primitivos habitantes de las orillas del Astura (Esla) hasta la dominación romana. El nombre de Astures englobaba no sólo a los de la Meseta (Cismontanos) sino también a los del norte (Transmontanos).

Astura (que mas atrás de la invasión romana, se llamaba Estura o Estula) tomaría la raíz del céltico -stour, que significa «río». Dicho topónimo aparece en Bretaña, donde Plinio habla del río «Stur»; hoy en día existen tres ríos Stour en Kent, Suffolk y Dorset. En la desembocadura del Elba hay otro río Stör, llamado antiguamente «Sturia». Asimismo, en el Piamonte se ubicaba la tribu celta de los Esturi y un río Stura. La misma raíz perdura aún hoy en el gaélico y el bretón en las palabras ster y stour con el significado de «río».

Historia [editar]

Artículo principal: Historia de Asturias
Covadonga
Covadonga

Ocupada por grupos humanos desde el Paleolítico Inferior, durante el superior Asturias se caracterizó por las pinturas rupestres del oriente de la Comunidad. En el Mesolítico se desarrolló una cultural original, el asturiense; a continuación se introdujo la Edad de Bronce, caracterizada por los megalitos y túmulos. Durante la Edad de Hierro, con raíces en la tradición local del Bronce Final Atlántico, se desarrollaron un conjunto de comunidades que construirían y habitarían en castros. Estas poblaciones evolucionarían localmente durante todo el primer milenio antes de nuestra era, hasta la llegada de los romanos al Noroeste peninsular, que percibirían a estas gentes como parte de una realidad étnica (los astures) que no se correspondería con la realidad, ya que difícilmente esas comunidades mantendrían una conciencia clara de pertenencia a una estructura socio-política más allá de unidades locales, comarcales, estructuradas en unidades territoriales como valles o cuencas fluviales.

La conquista romana entre 29 y 19 adC hizo entrar a Asturias en la Historia. Durante este período romano destacan las labores mineras realizadas por el Estado Romano, con el oro del Occidente asturiano como centro del esquema territorial en época alto-imperial. La explotación minera de las riquezas auríferas decaería entre los siglos II-III d. C., en favor de las minas romanas de la región de la Dacia, conquistada para el Imperio entonces. El otro esquema complementario de estos momentos serían las explotaciones agropecuarias de multitud de villas romanas como las de Veranes (Gijón) o Memorana (Lena), además del surgimiento de núcleos urbanos fortificados como Gijón.

Imagen de la cara anterior de la Cruz de la Victoria
Imagen de la cara anterior de la Cruz de la Victoria

Tras varios siglos sin presencia extranjera, los suevos y visigodos ocuparon el territorio durante el siglo VI, que terminaría a principios del siglo VIII con la invasión musulmana. El territorio, como había sucedido con Roma y Toledo, no fue fácil de someter, estableciéndose en 722 una independencia de facto como Reino de Asturias tras la victoria de Pelayo en la batalla de Covadonga. La monarquía asturiana daría paso en el siglo X al Reino de León. Durante los siglos medievales, el aislamiento propiciado por la cordillera cantábrica hace que las referencias históricas sean escasas. Tras la rebelión del hijo de Enrique II de Trastámara, se establece el Principado de Asturias. Si hubo varios intentos de independencia, los más conocidos fueron el conde Gonzalo Peláez o la reina Urraca (la asturiana), que aún consiguiendo importantes victorias al final fueron derrotados por las tropas castellanas.

En el siglo XVI el territorio alcanzó por primera vez los 100.000 habitantes, número que se duplicó con la llegada del maíz americano en el siglo siguiente.

El 8 de mayo de 1808, la Junta General del Principado de Asturias declara la guerra a Francia y se proclama soberana, creando ejército propio y enviando embajadores al extranjero, siendo el primer organismo oficial de España en dar ese paso. En ese momento se formas cuerpos militares propios como el Regimiento de Candás y Luanco. El 1 de enero de 1820, el oficial Rafael de Riego, oriundo de Tuña (Tineo), se subleva en Cádiz proclamando la Constitución de 1812.

A partir de 1830 comienza la explotación del carbón, iniciando la revolución industrial en la comunidad. Más tarde se establecería la industria siderúrgica y naval.

El 6 de octubre de 1934 comenzó un alzamiento revolucionario en la cuenca minera provocada porque los revolucionarios no admitieron la entrada de la CEDA en el gobierno, algo que entendían como un avance del fascismo en España. La Revolución de 1934 tuvo a Asturias por escenario principal.

Durante la revolución de 1934, protagonizada por los mineros de las Cuencas, Oviedo queda asolada en buena parte: resultan incendiados, entre otros edificios, el de la Universidad, cuya biblioteca guardaba fondos bibliográficos de extraordinario valor que no se pudieron recuperar, o el teatro Campoamor. La Cámara Santa en la Catedral, por su parte, fue dinamitada.

La Guerra Civil produjo la división de Asturias en dos bandos, al sumarse Oviedo al levantamiento el 19 de julio. El 25 de agosto de 1937 se proclama en Gijón el Consejo Soberano de Asturias y León presidido por el dirigente sindical y socialista Belarmino Tomás, terminando el conflicto el 20 de octubre de 1937. Tras veinte años de estancamiento económico, se produjo la definitiva industrialización de Asturias.

Fuertemente afectado por la reconversión industrial de la década de 1990, el Principado intenta actualmente potenciar sus abundantes recursos paisajísticos y naturales con vistas al turismo.

En la actualidad el mayor movimiento social que vive Asturias es el de la lucha por la oficialidad del asturiano y se está viviendo un aumento del movimiento nacionalista, pese a que este nunca consiguió representación en la Junta General.

Lengua [editar]

Véase también: Idioma español e Idioma asturiano
Mapa lingüístico de Asturias

El español es la lengua oficial del Principado de Asturias de acuerdo a su Estatuto de Autonomía, que también ofrece una especial protección, aunque sin reconocimiento de lengua oficial, al asturiano o bable (asturianu)[1] ,. Por su parte, el gallego-asturiano o eonaviego es hablado en los valles occidentales de Asturias.

El asturiano o bable tiene su origen en la lengua romance derivada del latín hablada en los reinos medievales de Asturias y de León. El texto más antiguo que se conoce en esta lengua es la Nodicia de Kesos que data del año 959[cita requerida], mientras que el documento normativo escrito en asturiano más antiguo que se conserva es el Fuero de Avilés de 1085. Tiene algunas variantes locales. A partir de la Transición Española, la oficialidad del asturiano es una de las reivindicaciones de diversos movimientos sociales. En 1981 se creó la Academia de la Llingua Asturiana, institución del Principado de Asturias cuyo fin es el estudio, la promoción y la defensa del asturiano. Desde 2005 se han oficializado algunos topónimos de localidades en asturiano.

Además del asturiano, entre los ríos Eo y Navia se habla gallego-asturiano o eonaviego. Filológicamente, el gallego-asturiano es definido como un conjunto dialectal de transición entre el gallego oriental y el asturiano occidental, siendo difícil asignar este conjunto dialectal a cualquiera de sus dos lenguas vecinas. Como en el caso del asturiano el gallego-asturiano no goza del estatus jurídico de lengua oficial.

La playa en Asturias

La playa en Asturias

Aunque sea verano, en Asturias nunca tienes asegurado el buen tiempo, y un bonito día de playa puede torcerse en cuestion de segundos . Aún así los paisajes son impresionantes. Esta foto de la playa de Xago es un ejemplo  de ello.

Playa de Xago

Playa de Xago

Empeiza el buen tiempo... por fin..... y aunque aún no está para ir a la playa, no esta de mas recordar que guapas son nuestras playas.

Paraiso Asturias

Asturias Paraiso Natural

Asturias Paraiso Natural

Asturias gastronomía

Asturias gastronomía

Asturias sidra y oricios

Asturias sidra y oricios

Asturias folklore y fiestas

Asturias folklore y fiestas

ASTURIAS

ASTURIAS

ASTURIAS

The Principality of Asturias is constituted of a single province, the capital is Oviedo. It is limited by high mountain ranges, Cordillera Cantabrica, where you find some outstanding natural preserves such as Picos de Europa and the national parks of Covadonga and Somiedo. Asturias is well known for its green landscapes, and just at a few kilometers from high mountain peaks there is the Cantabric coast with great beaches and colorful fishing villages.

Major attractions are the Way of Santiago with its numberless monuments and the Ruta de la Plata, "silver route", which both lead through Asturias.

Asturias too is the home of ancient rites and beliefs, and this region's popular customs are among the most interesting of Spain. Artisany and gastronomy are of high reputation, you may try excellent sea-food along the coast and, in the mountains, typical dishes such as Fabada, made of a special sort of beans, blood sausage and various cheese specialities, together with a glass of cider.


The Cities:

Oviedo
The region's capital, located more or less at its geographical center, is specially remarkable for its pre-romanic monuments and its great cathedral.

Gijon
This historic city, founded already by Romans, is today one of the most important sea-ports and offers active cultural life.

Aviles
Aviles, one of the oldest settlements of the Cantabric area, is of high economical importance too, but conserves as well its traditional style.

All three cities were declared Patrimony of the Humanity by UNESCO, due to their outstanding monuments.

Asturias, realidad y leyenda


"Paisajes y leyendas de Asturias"

"Una naturaleza privilegiada, lo acogedor de sus habitantes, el sentido de
la amistad y lo inagotable de sus historias, hacen que el viajero se
reencuentre con una humanidad casi olvidada".

Escuche el programa

Estas palabras son anónimas, pero quería citarlas porque ilustran a la
perfección el destino al que hoy iremos.

Hoy la idea es transportarlos hasta un rincón de España que queda al
norte, que baña sus costas en el Mar Cantábrico, que tal como dice la cita
con la que abrimos, tiene una naturaleza privilegiada, con gentes maravillosas, con historias y leyendas inagotables y que además lleva un nombre de sangre azul: el Principado de Asturias. Un paraíso natural, tal como reza su slogan oficial, en el que se distinguen tres paisajes bien diferenciados, cada uno con sus propios colores: al norte, como les decíamos, el Mar Cantábrico, en el centro, valles y bosques y al sur, la cordillera cantábrica, un paisaje de montañas majestuosas que alcanzan su máximo esplendor en los Picos de Europa.

En la puerta de embarque de nuestro Mapamundi de hoy, ya les comento
entonces cuál es la propuesta: viajar por una geografía pocas veces vista,
que es la que enmarca a este Principado que abarca 10.564 kilómetros cuadrados y tiene un poco más de un millón de habitantes. Iremos saltando como langostas entre montañas, valles y acantilados, a cada paso descubriendo un pueblito escondido, detenido en el tiempo y descubriendo también leyenda fantásticas que harán volar aún más nuestra imaginación. Intenten concentrarse y visualizar los paisajes que vamos a recorrer hoy.

Un cultura cargada de mitología

Cuando al principio les hablé de que en Asturias nos encontraríamos con
gentes maravillosas, no me refería solamente a seres reales, de carne y
hueso. De esos hay muchos, pero también hay un sinfín de seres mitológicos
que conviven día a día con la realidad de Asturias, que se cuelan en los
bosques o en las casas, leyendas increíbles que los asturianos van
trasmitiendo de generación en generación y que están incorporadas a sus
vidas y a sus costumbres. A lo largo del programa les voy a ir contando
algunas de estas leyendas. Para eso me compré un libro de Mitologías
Asturianas cuando estuve allí al que voy a recurrir para contárselas casi
textualmente. Así que para entrar efectivamente en el clima de Asturias,
les cuento una sobre las Xanas. ¿Quiénes son? Ninfas o hadas benéficas.
Tienen un aspecto totalmente humano, aunque muy bajitas. Suelen ser de
extraordinaria belleza como explica Gallastegui, el autor de este libro de
Mitologías Asturianas. Tienen pelo muy largo y son morenas. Supuestamente,
eran las mujeres de los moros que cuando se fueron, dejaron a sus mujeres
allí, solas, y éstas se fueron a vivir en cuevas. Por eso generalmente se
las asocia a las cuevas, a las fuentes y a los ríos. En las profundidades de
las cuevas, ellas guardan sus tesoros. En las puertas, colocan tenderetes con peines y tijeras de oro y plata, algunos dicen que para llamar la atención de la gente que justo pasa por allí, para que las vean y las desencanten. Por norma general, las Xanas suelen ser personajes benéficos: pagan con alhajas los favores que les hacen y vuelven ricos a quienes las desencantan. Una de las historias más asombrosas cuenta de una mujer que se topó con una xana en la orilla de un río... la mujer lloraba porque no tenía dinero para alimentar a sus hijos y la xana, le regaló sus propio dedo gordo del pie, convertido en oro macizo.

La batalla de Covadonga

Los orígenes de estas leyendas son tan remotos que nadie los conoce con
exactitud. Tan remotos como los primeros asentamientos humanos en Asturias. Pero nosotros, en nuestro repaso por la historia de este Principado, vamos partir del Siglo VIII, fecha de una batalla decisiva en la historia de toda
España. La batalla de Covadonga en el año 723.

España se encontraba prácticamente en manos de los árabes hasta que un recién nombrado rey, llamado "Pelayo", logra la famosa victoria contra los musulmanes desde la localidad de Covadonga. Esa batalla fue el primer paso hacia la reconquista de España. Por eso hay un dicho asturiano que reza: "España es Asturias, el resto, es tierra conquistada". Así que suena lógico que los lleve hasta Covadonga, cuna de la Reconquista. Allí tienen que visitar el Santuario de Covadonga. Imagínense el lugar: en el corazón de un valle
bien verde, encerrado por las majestuosas cumbres de los Picos de Europa.

Sobre unas enormes rocas, se encuentra la célebre Cueva Santa que guarda la
imagen de la Virgen de las Batallas, la patrona de Asturias. La tradición
le atribuye a esta Virgen, la victoria de Pelayo. En medio de la cueva,
un altar, donde descana la imagen de La Virgen, tallada en madera, una obra
del Siglo XVIII. Todos los años, en el mes de setiembre, miles de cristianos
llegan en peregrinación hasta la Santa Cueva. En la explanada de la
Basílica de Covadonga, está la estatua de Pelayo, en bronce, coronada por la
Cruz de la Victoria, la que llevaba en la batalla y la que dicen, le fue
entregada por la propia Virgen. En homenaje a la valentía de Asturias,
es que en 1388, se constituye en Principado. Hecho que desde entonces,
confiere a todos los herederos de la corona española el título de Príncipe
de Asturias. Hoy en día, el Príncipe de Asturias es el apuesto y soltero
Felipe, hijo del Rey de España. Cada cuánto visita su Principado, no tengo
idea, pero el título lo lleva.

Paisajes asturianos

Comprenderán ahora, el orgullo que sienten los asturianos por su gente y su historia. Y también por su tierra. Si quieren disfrutar del verde y las
montañas, continúen por la ruta hasta el Mirador de la Reina desde donde
tendrán una vista espectacular de los picos rocosos de la Sierra de Covalierda. Y si continúan un poco más, verán cómo se abre el paisaje de montañas, un capricho de la naturaleza que llaman "garganta divina" para dar lugar a dos enormes lagos. El de Enol y el de Ercina (foto). Dos inmesos espejos que reflejan todo el verde que los rodea y los picos que los encierran. Paz absoluta.

El único sonido es el de las campanitas que cuelgan del cuello de las vacas que pastan despreocupadas a nuestro alrededor. Por un momento, me sentí Heidi. Recuerdo que había una cabañita en el medio de toda esa nada... ¿Quién viviría allí?, me pregunté. Una mujer, de no más de 30 años. Sola. Una pastora. En la puerta de su cabaña, que tenía un cartel que decía "refugio de montaña", había instalado una especie de bar improvisado que vendía refrescos y agua para los turistas que cada tanto pasan por allí. No lo pude resistir y me puse a conversar con ella. Tenía modos muy toscos... Era lógico, su contacto con seres humanos era mucho menos frecuente que el que tiene permanentemente con el ganado y la naturaleza. Le pregunté si extrañaba la civilización, si cada tanto iba a algún pueblo... en fin, cómo era eso de vivir sola en medio del campo. "Este es mi lugar en el mundo", me contestó. "Nunca me
aburro". Me pareció fascinante... Admirable. No que yo pudiese llevar esa vida, lamentablemente, soy una de las tantas que se dejó convencer de que es imposible vivir sin los chiches que inventó la tecnología, sin el cemento y sin el ruido urbano. Ahora, unas vacaciones para sumergirse en la paz de los paisajes naturales, eso sí.

Un duende contra los curas...

Les voy a presentar un nuevo personaje de la mitología asturiana. El Nuberu. Legítimo descendiente de los hacedores de tormentas de los cultos animistas más antiguos. Es un duendecillo malo, muy malo. Se dedica a provocar desastres por todos lados. Suele andar por las nubes, de ahí su nombre. Hace que las nubes vayan a gran velocidad. Siempre va cargado de truenos y los hace chocar entre sí. A las nubes las obliga a soltar toda el agua y el granizo que llevan. El Nuberu asturiano, tiene nombre y apellido. Se llama Juan Cabrito y parece que viene de Egipto. Así dice la leyenda. Los historiadores han concluido que alguna vez debieron llegar fenicios a Asturias en busca de riquezas. Y resulta que Juan Cabrito está casado, tiene hijos y hasta un criado. ¿No es fantástico? Pero la imaginación asturiana no termina ahí. Parece que el nuberu tiene una particular aversión hacia los curas desde que estos prendieron los conjuros necesarios para liberarse de ellos. Uno de los métodos de ahuyentamiento que más temen los nuberus, son las campanas de la iglesia, por ejemplo.

Supuestamente, en el sonido de las campanas, va un conjuro que dice: "Detente nube y nublado, que Dios puede más que el diablo. Detente nube,
detente tu que Dios puede más que tu." No perdemos nada con aprendernos ese conjuro y ponerlo en práctica en algún día de esos muy feos que a veces trae el invierno. En una de esas, da resultado...

Igualmente, en este viaje de Mapamundi por Asturias, no tenemos por qué temerle al nuberu. Porque mi visita fue en primavera y la costa de playas del Principado, brillaba con el sol. Asturias tiene 354 kilómetros de costa, un Mar Cantábrico que rompe furioso en olas de espuma blanca contra los acantilados escarpados, con calas de agua limpia y transparente, con playas espectaculares de arena fina y cada tanto, un pueblito de pescadores que tapizan sus puertos con barcazas, velas y redes secándose al sol. Yo visité Cudilleros, así se llama este pueblo casi como incrustado en la montaña, con todas las casitas blancas y techos de tejas que bajan como en escalones por la pendiente de la montaña hasta el puerto, juntándose con el mar. La vista desde el puerto hacia el pueblo es un cuadro...hasta que algún gato que se pasea por los tejados nos recuerda que el paisaje es absolutamente real.

El olor a mar, las gaviotas revoloteando alrededor de los pescadores, y los mariscos exquisitos que probé por las costas asturianas, no se me van a olvidar. Si van, háganse un ratito y vayan hasta el Cabo Vidio, la saliente más pronunciada de la costa asturiana, donde está el faro. Desde allí van a tener las mejores vistas y las más amplias de las playas y los acantilados del Principado. Suele haber mucho viento en ese cabo... obviamente, los asturianos se lo atribuyen al nuberu. Pero bueno, nos alejamos de la costa porque tampoco hace tanto calor como para bañarnos en el mar. Es primavera, una estación ideal para disfrutar del verde de Asturias. ¿Quieren que les recomiende un lugar en pleno pleno verde, para pasar unos días? Queda en medio del bosque de Pumares, en la comarca de Oscos, a 40 kilómetros de la costa. Una zona que parece alejada de la mano de Dios, lejos de las telecomunicaciones y tal vez por eso, su gente se conserva tan pura, simple y amable.

Se trata de un tipo de establecimiento rural, muy de moda ahora, por toda
España. Esta cadena hotelera se llama Casonas Asturianas y ésta que les
menciono, es una casona del Siglo XVII, perdida en medio de los bosques.
Piedra, madera, muebles rústicos que se emparentan con el entorno a las mil
maravillas. Su actual propietario la recicló y la convirtió en hostal. El mismo la decoró con su mujer y ahora viven ahí y atienden a los turistas, tan bien que uno se siente como en su propia casa. Hay varios cuartos, un living, un estar con estufa a leña y un rinconcito muy coqueto para desayunar, rodeado de enormes ventanas por donde solo se ve bosque y más bosque. Quedarse una noche sola, da pena. Y hay un cuento divertido. Se imaginarán que para
formar parte de la Cadena Casonas Asturianas, hay que cumplir con requisitos
muy exigentes de calidad. ¿Y quién creen que toma ese examen? Resulta que
una vez que los propietarios de una casona solicitan formar parte de la
Cadena, en cualquier momento se aparece un cliente anónimo... mejor dicho, un inspector solapado, sin previo aviso. Prueba las instalaciones, la comida y
sin que nadie se entere cumple su tarea de inspección. Esta Casona del
Bosque de Pumares, pasó la prueba.

Monasterio VIP

Ahora los voy a llevar hasta un Monasterio del Siglo XII, en la localidad de Cangas de Onís. Su nombre completo es: Abadía de San Pedro de Villanueva de Cangas de la Orden de San Benito de los Monjes Negros. Durante años, los claustros de este monasterio estaban ocupados por monjes benedictinos, que vivían de donaciones y de la venta en el mercado del pueblo más cercano de las cosechas de sus pequeñas huertas.

Hoy, esos mismos claustros, están ocupados por turístas de dinero, que pueden darse el lujo de pasar una noche en el Monasterio. Les explico mejor. Hay una cadena hotelera que se llama Paradores de España que recicla monumentos históricos como es este Monasterio y los transforma, respetando siempre su aspecto original, en lujosísimos hoteles. ¡No saben lo que es ese Monasterio! Uno camina por los corredores y tiene la sensación de que los muros hablan... o rezan. Da escalofríos. El espíritu del Monasterio, sin duda, sigue vivo.

Pero atención si deciden pasar una noche allí... porque los monasterios son los lugares elegidos para vivir, de otro personaje de la mitología asturiana: el cuélebre. Una serpiente alada, con cara de dragón. Es malo, malo, malo. Feo y fuerte por fuera, pero débil por dentro.

Dicen que su estómago es tan sensible que para matarlo hay que darles de comer algo con espinas. Cuenta la leyenda que los monjes que vivían en el Monasterio de Cangas, tenían que darle al cuélebre, todos los días, un pan, para que no se comiera a los cadáveres de otros monjes enterrados allí. Hasta que un día, uno de los monjes le dio un pan con alfileres adentro y el cuélebre se murió.

Les voy a leer textual, de mi libro de Mitología Asturiana, una capitulito,
escrito en idioma local sobre el cuélebre. Se titula el Cuélebre del Llavadoriu.

"Aquí hay, abajo del pueblo, un Cuélebre y hay un agujeru por donde sale
agua y le llaman Llavadoriu. Iban allí a lavar la ropa antiguamente y dice
que tienen estáu allí mujeres lavando la ropa y oír unas palmas y al momento, quitase totalmente lágua, o sea, que paró de correr el agua, eh? Entonces d'ellí a un rato que volvió otra vez a salir el agua y salía el agua suciu, de tierra. Eso lo oí yo a los abuelos míos. El cuélebre saía desde esa cueva. Nunca lo vieron pero sí estaba. Salía el cuélebre por donde estaba esa agua".

Taramundi... en Mapamundi

Nunca les pasó de sentir curiosidad por investigar sus raíces? Supongo que
a todos, en mayor o menor grado, nos pasa, sobretodo considerando que somos casi todos hijos de inmigrantes. ¿De dónde venimos? En mi caso, parece que vengo de dos lados: Francia y España. Y justamente, en este viaje que hice con Canal 12 a Asturias, me reencontré con mis raíces... Estuve en
el pueblito donde nació mi bisabuelo hace casi como un millón de años.
Además fue de pura casualidad. Mi padre, hacía poco, había encontrado unas
cartas de su abuelo...su testamento, en realidad. Y la carta estaba
fechada: 1916, Taramundi.

Por los cuentos de mi padre, su abuelo subía y bajaba del pueblo a lomo de asno. Navegando en Internet, apareció Taramundi. Un pueblito en Asturias, sin mucha pena ni gloria, ubicado en la cima de una montaña. Yo pensé "qué pena, jamás voy a ir a Taramundi, debe quedar en la mitad de la nada y seguro no está en mi itinerario". Pero qué les cuento que un día, íbamos haciendo carretera con el equipo de los Viajes del 12, yo mirando por la ventana... Con la mirada perdida en las montañas verdes y de golpe, pasó frente a mis ojos un cartel en la carretera que decía Taramundi, dos kilómetros. ¡No lo podía creer! "¡Alto, alto!", grité como loca. Mis compañeros, divinos, no lo dudaron ni un instante, dieron la vuelta y nos metimos por una callecita empedrada que supuestamente conducía a Taramundi. Todos estábamos encantados con la idea de que yo conociese mi "pasado". Pero claro, por las dudas, acordándome de los cuentos de mi padre, paré a preguntarle a un paisano si a Taramundi se podía llegar en auto. El viejo me miró con una cara como diciendo "no seas bestia, pos claro, ahora hay ruta".

Finalmente llegamos. Taramundi es un pueblito sí, pero de esos bien orgullosos. Con plaza propia y todo. Llegamos justo a la hora de la siesta
o sea, no había nadie. Una tienda estaba abierta. Y me puse a conversar
con la dueña... No saben cómo les fascina a los habitantes de los pueblitos en
España encontrar gente que vuelve en busca de sus raíces. La mujer me tomó
todos los datos y a que no saben qué, me manda cartas con datos sobre
personas que pueden ser mis primos lejanos. Alucinante.

Cuando me estaba yendo, me cruzo con un viejito de boina, barba naciente y bastón. Muy amable, me habló durante tipo un minuto por reloj. Ah, le contesté. Nunca entendí ni media palabra ...era un español tan pero tan cerrado, que hasta el día de hoy no sé qué me dijo. Sería mi tatara tío?

Pueblito... pero con Hotel cinco estrellas

En fin. Más insólito aún, es que hoy Taramundi tiene un hotel 5 estrellas.
Y es que justo, al lado de Taramundi, hay un pueblo que es monumento
histórico cultural de Asturias, llamado Teixois. Gracias a Teixois, es que
hoy, Taramundi figura en el mapa. Teixois en realidad es un conjunto de
unas 6 casas, no más, todas de piedra y techo de pizarra que parecen
derrumbarse en cualquier momento. Una región que ha permanecido alejada del
mundo durante siglos. Y fue declarada monumento histórico por un conjunto
de infraestructuras hidráulicas hechas con maderas de roble, de castaño y de
hierro, que tienen más de 500 años y aún funcionan. Las familias que vivían
en los alrededores, venían con sus cargas de trigo a utilizar el molino o el
mazo, dividiéndose en turnos horarios. Una maravilla. Así es Asturias... conserva lo inimaginable pero tienen que ir acompañados de un buen guía, que conozca cada recoveco del paisaje porque todos estos pueblitos están escondidos, no se los ve desde la carretera principal. Hay que animarse a perderse por los caminos rurales. Con confianza, porque seguro, todos dan a algún lugarcito mágico.

Un brindis de despedida... con sidra, claro

Antes de irme, quisiera hacerles un último cuento. No es sobre un personaje mitológico sino más bien una recomendación. Tienen que probar la famosa sidra asturiana. Si andan caminando por Oviedo, por ejemplo, a eso de las ocho de la noche, ya se empieza a respirar ese olorcito a manzana. Vayan a alguna sidrería. Siempre están llenas de gente, con buena onda, bien como son los españoles. Solo tengan cuidado al entrar, pueden llegar a resbalar y caer de cola al piso. Es que los pisos en las sidrerías siempre están mojados...no de agua sino de la propia sidra. ¿Por qué? Tiene que ver con el arte de servir esta bebida que tiene un secreto. Un mozo nos hizo una demostración (salpicándome toda la ropa de sidra). Casi sin mirar, de lo acostumbrados que están, levantan la botella pasando el brazo por encima de la cabeza, la inclinan, y dejan caer el chorro de sidra directamente al vaso. Por más puntería que ellos tienen, siempre algo cae al piso, obvio. Con la altura que cae la sidra, la bebida queda súper espumosa. Es en ese instante que hay que tomarla. Unos segundos después, pierde fuerza y textura y es como tomar agua o jugo de manzana. Aunque tiene muy baja graduación alcohólica, los asturianos se pasan horas tomando y picando jamón crudo así que a la salida de la sidrería no todos logran mantenerse bien erguidos...

 

Asturias, realidad y leyenda


"Paisajes y leyendas de Asturias"

"Una naturaleza privilegiada, lo acogedor de sus habitantes, el sentido de
la amistad y lo inagotable de sus historias, hacen que el viajero se
reencuentre con una humanidad casi olvidada".

Escuche el programa

Estas palabras son anónimas, pero quería citarlas porque ilustran a la
perfección el destino al que hoy iremos.

Hoy la idea es transportarlos hasta un rincón de España que queda al
norte, que baña sus costas en el Mar Cantábrico, que tal como dice la cita
con la que abrimos, tiene una naturaleza privilegiada, con gentes maravillosas, con historias y leyendas inagotables y que además lleva un nombre de sangre azul: el Principado de Asturias. Un paraíso natural, tal como reza su slogan oficial, en el que se distinguen tres paisajes bien diferenciados, cada uno con sus propios colores: al norte, como les decíamos, el Mar Cantábrico, en el centro, valles y bosques y al sur, la cordillera cantábrica, un paisaje de montañas majestuosas que alcanzan su máximo esplendor en los Picos de Europa.

En la puerta de embarque de nuestro Mapamundi de hoy, ya les comento
entonces cuál es la propuesta: viajar por una geografía pocas veces vista,
que es la que enmarca a este Principado que abarca 10.564 kilómetros cuadrados y tiene un poco más de un millón de habitantes. Iremos saltando como langostas entre montañas, valles y acantilados, a cada paso descubriendo un pueblito escondido, detenido en el tiempo y descubriendo también leyenda fantásticas que harán volar aún más nuestra imaginación. Intenten concentrarse y visualizar los paisajes que vamos a recorrer hoy.

Un cultura cargada de mitología

Cuando al principio les hablé de que en Asturias nos encontraríamos con
gentes maravillosas, no me refería solamente a seres reales, de carne y
hueso. De esos hay muchos, pero también hay un sinfín de seres mitológicos
que conviven día a día con la realidad de Asturias, que se cuelan en los
bosques o en las casas, leyendas increíbles que los asturianos van
trasmitiendo de generación en generación y que están incorporadas a sus
vidas y a sus costumbres. A lo largo del programa les voy a ir contando
algunas de estas leyendas. Para eso me compré un libro de Mitologías
Asturianas cuando estuve allí al que voy a recurrir para contárselas casi
textualmente. Así que para entrar efectivamente en el clima de Asturias,
les cuento una sobre las Xanas. ¿Quiénes son? Ninfas o hadas benéficas.
Tienen un aspecto totalmente humano, aunque muy bajitas. Suelen ser de
extraordinaria belleza como explica Gallastegui, el autor de este libro de
Mitologías Asturianas. Tienen pelo muy largo y son morenas. Supuestamente,
eran las mujeres de los moros que cuando se fueron, dejaron a sus mujeres
allí, solas, y éstas se fueron a vivir en cuevas. Por eso generalmente se
las asocia a las cuevas, a las fuentes y a los ríos. En las profundidades de
las cuevas, ellas guardan sus tesoros. En las puertas, colocan tenderetes con peines y tijeras de oro y plata, algunos dicen que para llamar la atención de la gente que justo pasa por allí, para que las vean y las desencanten. Por norma general, las Xanas suelen ser personajes benéficos: pagan con alhajas los favores que les hacen y vuelven ricos a quienes las desencantan. Una de las historias más asombrosas cuenta de una mujer que se topó con una xana en la orilla de un río... la mujer lloraba porque no tenía dinero para alimentar a sus hijos y la xana, le regaló sus propio dedo gordo del pie, convertido en oro macizo.

La batalla de Covadonga

Los orígenes de estas leyendas son tan remotos que nadie los conoce con
exactitud. Tan remotos como los primeros asentamientos humanos en Asturias. Pero nosotros, en nuestro repaso por la historia de este Principado, vamos partir del Siglo VIII, fecha de una batalla decisiva en la historia de toda
España. La batalla de Covadonga en el año 723.

España se encontraba prácticamente en manos de los árabes hasta que un recién nombrado rey, llamado "Pelayo", logra la famosa victoria contra los musulmanes desde la localidad de Covadonga. Esa batalla fue el primer paso hacia la reconquista de España. Por eso hay un dicho asturiano que reza: "España es Asturias, el resto, es tierra conquistada". Así que suena lógico que los lleve hasta Covadonga, cuna de la Reconquista. Allí tienen que visitar el Santuario de Covadonga. Imagínense el lugar: en el corazón de un valle
bien verde, encerrado por las majestuosas cumbres de los Picos de Europa.

Sobre unas enormes rocas, se encuentra la célebre Cueva Santa que guarda la
imagen de la Virgen de las Batallas, la patrona de Asturias. La tradición
le atribuye a esta Virgen, la victoria de Pelayo. En medio de la cueva,
un altar, donde descana la imagen de La Virgen, tallada en madera, una obra
del Siglo XVIII. Todos los años, en el mes de setiembre, miles de cristianos
llegan en peregrinación hasta la Santa Cueva. En la explanada de la
Basílica de Covadonga, está la estatua de Pelayo, en bronce, coronada por la
Cruz de la Victoria, la que llevaba en la batalla y la que dicen, le fue
entregada por la propia Virgen. En homenaje a la valentía de Asturias,
es que en 1388, se constituye en Principado. Hecho que desde entonces,
confiere a todos los herederos de la corona española el título de Príncipe
de Asturias. Hoy en día, el Príncipe de Asturias es el apuesto y soltero
Felipe, hijo del Rey de España. Cada cuánto visita su Principado, no tengo
idea, pero el título lo lleva.

Paisajes asturianos

Comprenderán ahora, el orgullo que sienten los asturianos por su gente y su historia. Y también por su tierra. Si quieren disfrutar del verde y las
montañas, continúen por la ruta hasta el Mirador de la Reina desde donde
tendrán una vista espectacular de los picos rocosos de la Sierra de Covalierda. Y si continúan un poco más, verán cómo se abre el paisaje de montañas, un capricho de la naturaleza que llaman "garganta divina" para dar lugar a dos enormes lagos. El de Enol y el de Ercina (foto). Dos inmesos espejos que reflejan todo el verde que los rodea y los picos que los encierran. Paz absoluta.

El único sonido es el de las campanitas que cuelgan del cuello de las vacas que pastan despreocupadas a nuestro alrededor. Por un momento, me sentí Heidi. Recuerdo que había una cabañita en el medio de toda esa nada... ¿Quién viviría allí?, me pregunté. Una mujer, de no más de 30 años. Sola. Una pastora. En la puerta de su cabaña, que tenía un cartel que decía "refugio de montaña", había instalado una especie de bar improvisado que vendía refrescos y agua para los turistas que cada tanto pasan por allí. No lo pude resistir y me puse a conversar con ella. Tenía modos muy toscos... Era lógico, su contacto con seres humanos era mucho menos frecuente que el que tiene permanentemente con el ganado y la naturaleza. Le pregunté si extrañaba la civilización, si cada tanto iba a algún pueblo... en fin, cómo era eso de vivir sola en medio del campo. "Este es mi lugar en el mundo", me contestó. "Nunca me
aburro". Me pareció fascinante... Admirable. No que yo pudiese llevar esa vida, lamentablemente, soy una de las tantas que se dejó convencer de que es imposible vivir sin los chiches que inventó la tecnología, sin el cemento y sin el ruido urbano. Ahora, unas vacaciones para sumergirse en la paz de los paisajes naturales, eso sí.

Un duende contra los curas...

Les voy a presentar un nuevo personaje de la mitología asturiana. El Nuberu. Legítimo descendiente de los hacedores de tormentas de los cultos animistas más antiguos. Es un duendecillo malo, muy malo. Se dedica a provocar desastres por todos lados. Suele andar por las nubes, de ahí su nombre. Hace que las nubes vayan a gran velocidad. Siempre va cargado de truenos y los hace chocar entre sí. A las nubes las obliga a soltar toda el agua y el granizo que llevan. El Nuberu asturiano, tiene nombre y apellido. Se llama Juan Cabrito y parece que viene de Egipto. Así dice la leyenda. Los historiadores han concluido que alguna vez debieron llegar fenicios a Asturias en busca de riquezas. Y resulta que Juan Cabrito está casado, tiene hijos y hasta un criado. ¿No es fantástico? Pero la imaginación asturiana no termina ahí. Parece que el nuberu tiene una particular aversión hacia los curas desde que estos prendieron los conjuros necesarios para liberarse de ellos. Uno de los métodos de ahuyentamiento que más temen los nuberus, son las campanas de la iglesia, por ejemplo.

Supuestamente, en el sonido de las campanas, va un conjuro que dice: "Detente nube y nublado, que Dios puede más que el diablo. Detente nube,
detente tu que Dios puede más que tu." No perdemos nada con aprendernos ese conjuro y ponerlo en práctica en algún día de esos muy feos que a veces trae el invierno. En una de esas, da resultado...

Igualmente, en este viaje de Mapamundi por Asturias, no tenemos por qué temerle al nuberu. Porque mi visita fue en primavera y la costa de playas del Principado, brillaba con el sol. Asturias tiene 354 kilómetros de costa, un Mar Cantábrico que rompe furioso en olas de espuma blanca contra los acantilados escarpados, con calas de agua limpia y transparente, con playas espectaculares de arena fina y cada tanto, un pueblito de pescadores que tapizan sus puertos con barcazas, velas y redes secándose al sol. Yo visité Cudilleros, así se llama este pueblo casi como incrustado en la montaña, con todas las casitas blancas y techos de tejas que bajan como en escalones por la pendiente de la montaña hasta el puerto, juntándose con el mar. La vista desde el puerto hacia el pueblo es un cuadro...hasta que algún gato que se pasea por los tejados nos recuerda que el paisaje es absolutamente real.

El olor a mar, las gaviotas revoloteando alrededor de los pescadores, y los mariscos exquisitos que probé por las costas asturianas, no se me van a olvidar. Si van, háganse un ratito y vayan hasta el Cabo Vidio, la saliente más pronunciada de la costa asturiana, donde está el faro. Desde allí van a tener las mejores vistas y las más amplias de las playas y los acantilados del Principado. Suele haber mucho viento en ese cabo... obviamente, los asturianos se lo atribuyen al nuberu. Pero bueno, nos alejamos de la costa porque tampoco hace tanto calor como para bañarnos en el mar. Es primavera, una estación ideal para disfrutar del verde de Asturias. ¿Quieren que les recomiende un lugar en pleno pleno verde, para pasar unos días? Queda en medio del bosque de Pumares, en la comarca de Oscos, a 40 kilómetros de la costa. Una zona que parece alejada de la mano de Dios, lejos de las telecomunicaciones y tal vez por eso, su gente se conserva tan pura, simple y amable.

Se trata de un tipo de establecimiento rural, muy de moda ahora, por toda
España. Esta cadena hotelera se llama Casonas Asturianas y ésta que les
menciono, es una casona del Siglo XVII, perdida en medio de los bosques.
Piedra, madera, muebles rústicos que se emparentan con el entorno a las mil
maravillas. Su actual propietario la recicló y la convirtió en hostal. El mismo la decoró con su mujer y ahora viven ahí y atienden a los turistas, tan bien que uno se siente como en su propia casa. Hay varios cuartos, un living, un estar con estufa a leña y un rinconcito muy coqueto para desayunar, rodeado de enormes ventanas por donde solo se ve bosque y más bosque. Quedarse una noche sola, da pena. Y hay un cuento divertido. Se imaginarán que para
formar parte de la Cadena Casonas Asturianas, hay que cumplir con requisitos
muy exigentes de calidad. ¿Y quién creen que toma ese examen? Resulta que
una vez que los propietarios de una casona solicitan formar parte de la
Cadena, en cualquier momento se aparece un cliente anónimo... mejor dicho, un inspector solapado, sin previo aviso. Prueba las instalaciones, la comida y
sin que nadie se entere cumple su tarea de inspección. Esta Casona del
Bosque de Pumares, pasó la prueba.

Monasterio VIP

Ahora los voy a llevar hasta un Monasterio del Siglo XII, en la localidad de Cangas de Onís. Su nombre completo es: Abadía de San Pedro de Villanueva de Cangas de la Orden de San Benito de los Monjes Negros. Durante años, los claustros de este monasterio estaban ocupados por monjes benedictinos, que vivían de donaciones y de la venta en el mercado del pueblo más cercano de las cosechas de sus pequeñas huertas.

Hoy, esos mismos claustros, están ocupados por turístas de dinero, que pueden darse el lujo de pasar una noche en el Monasterio. Les explico mejor. Hay una cadena hotelera que se llama Paradores de España que recicla monumentos históricos como es este Monasterio y los transforma, respetando siempre su aspecto original, en lujosísimos hoteles. ¡No saben lo que es ese Monasterio! Uno camina por los corredores y tiene la sensación de que los muros hablan... o rezan. Da escalofríos. El espíritu del Monasterio, sin duda, sigue vivo.

Pero atención si deciden pasar una noche allí... porque los monasterios son los lugares elegidos para vivir, de otro personaje de la mitología asturiana: el cuélebre. Una serpiente alada, con cara de dragón. Es malo, malo, malo. Feo y fuerte por fuera, pero débil por dentro.

Dicen que su estómago es tan sensible que para matarlo hay que darles de comer algo con espinas. Cuenta la leyenda que los monjes que vivían en el Monasterio de Cangas, tenían que darle al cuélebre, todos los días, un pan, para que no se comiera a los cadáveres de otros monjes enterrados allí. Hasta que un día, uno de los monjes le dio un pan con alfileres adentro y el cuélebre se murió.

Les voy a leer textual, de mi libro de Mitología Asturiana, una capitulito,
escrito en idioma local sobre el cuélebre. Se titula el Cuélebre del Llavadoriu.

"Aquí hay, abajo del pueblo, un Cuélebre y hay un agujeru por donde sale
agua y le llaman Llavadoriu. Iban allí a lavar la ropa antiguamente y dice
que tienen estáu allí mujeres lavando la ropa y oír unas palmas y al momento, quitase totalmente lágua, o sea, que paró de correr el agua, eh? Entonces d'ellí a un rato que volvió otra vez a salir el agua y salía el agua suciu, de tierra. Eso lo oí yo a los abuelos míos. El cuélebre saía desde esa cueva. Nunca lo vieron pero sí estaba. Salía el cuélebre por donde estaba esa agua".

Taramundi... en Mapamundi

Nunca les pasó de sentir curiosidad por investigar sus raíces? Supongo que
a todos, en mayor o menor grado, nos pasa, sobretodo considerando que somos casi todos hijos de inmigrantes. ¿De dónde venimos? En mi caso, parece que vengo de dos lados: Francia y España. Y justamente, en este viaje que hice con Canal 12 a Asturias, me reencontré con mis raíces... Estuve en
el pueblito donde nació mi bisabuelo hace casi como un millón de años.
Además fue de pura casualidad. Mi padre, hacía poco, había encontrado unas
cartas de su abuelo...su testamento, en realidad. Y la carta estaba
fechada: 1916, Taramundi.

Por los cuentos de mi padre, su abuelo subía y bajaba del pueblo a lomo de asno. Navegando en Internet, apareció Taramundi. Un pueblito en Asturias, sin mucha pena ni gloria, ubicado en la cima de una montaña. Yo pensé "qué pena, jamás voy a ir a Taramundi, debe quedar en la mitad de la nada y seguro no está en mi itinerario". Pero qué les cuento que un día, íbamos haciendo carretera con el equipo de los Viajes del 12, yo mirando por la ventana... Con la mirada perdida en las montañas verdes y de golpe, pasó frente a mis ojos un cartel en la carretera que decía Taramundi, dos kilómetros. ¡No lo podía creer! "¡Alto, alto!", grité como loca. Mis compañeros, divinos, no lo dudaron ni un instante, dieron la vuelta y nos metimos por una callecita empedrada que supuestamente conducía a Taramundi. Todos estábamos encantados con la idea de que yo conociese mi "pasado". Pero claro, por las dudas, acordándome de los cuentos de mi padre, paré a preguntarle a un paisano si a Taramundi se podía llegar en auto. El viejo me miró con una cara como diciendo "no seas bestia, pos claro, ahora hay ruta".

Finalmente llegamos. Taramundi es un pueblito sí, pero de esos bien orgullosos. Con plaza propia y todo. Llegamos justo a la hora de la siesta
o sea, no había nadie. Una tienda estaba abierta. Y me puse a conversar
con la dueña... No saben cómo les fascina a los habitantes de los pueblitos en
España encontrar gente que vuelve en busca de sus raíces. La mujer me tomó
todos los datos y a que no saben qué, me manda cartas con datos sobre
personas que pueden ser mis primos lejanos. Alucinante.

Cuando me estaba yendo, me cruzo con un viejito de boina, barba naciente y bastón. Muy amable, me habló durante tipo un minuto por reloj. Ah, le contesté. Nunca entendí ni media palabra ...era un español tan pero tan cerrado, que hasta el día de hoy no sé qué me dijo. Sería mi tatara tío?

Pueblito... pero con Hotel cinco estrellas

En fin. Más insólito aún, es que hoy Taramundi tiene un hotel 5 estrellas.
Y es que justo, al lado de Taramundi, hay un pueblo que es monumento
histórico cultural de Asturias, llamado Teixois. Gracias a Teixois, es que
hoy, Taramundi figura en el mapa. Teixois en realidad es un conjunto de
unas 6 casas, no más, todas de piedra y techo de pizarra que parecen
derrumbarse en cualquier momento. Una región que ha permanecido alejada del
mundo durante siglos. Y fue declarada monumento histórico por un conjunto
de infraestructuras hidráulicas hechas con maderas de roble, de castaño y de
hierro, que tienen más de 500 años y aún funcionan. Las familias que vivían
en los alrededores, venían con sus cargas de trigo a utilizar el molino o el
mazo, dividiéndose en turnos horarios. Una maravilla. Así es Asturias... conserva lo inimaginable pero tienen que ir acompañados de un buen guía, que conozca cada recoveco del paisaje porque todos estos pueblitos están escondidos, no se los ve desde la carretera principal. Hay que animarse a perderse por los caminos rurales. Con confianza, porque seguro, todos dan a algún lugarcito mágico.

Un brindis de despedida... con sidra, claro

Antes de irme, quisiera hacerles un último cuento. No es sobre un personaje mitológico sino más bien una recomendación. Tienen que probar la famosa sidra asturiana. Si andan caminando por Oviedo, por ejemplo, a eso de las ocho de la noche, ya se empieza a respirar ese olorcito a manzana. Vayan a alguna sidrería. Siempre están llenas de gente, con buena onda, bien como son los españoles. Solo tengan cuidado al entrar, pueden llegar a resbalar y caer de cola al piso. Es que los pisos en las sidrerías siempre están mojados...no de agua sino de la propia sidra. ¿Por qué? Tiene que ver con el arte de servir esta bebida que tiene un secreto. Un mozo nos hizo una demostración (salpicándome toda la ropa de sidra). Casi sin mirar, de lo acostumbrados que están, levantan la botella pasando el brazo por encima de la cabeza, la inclinan, y dejan caer el chorro de sidra directamente al vaso. Por más puntería que ellos tienen, siempre algo cae al piso, obvio. Con la altura que cae la sidra, la bebida queda súper espumosa. Es en ese instante que hay que tomarla. Unos segundos después, pierde fuerza y textura y es como tomar agua o jugo de manzana. Aunque tiene muy baja graduación alcohólica, los asturianos se pasan horas tomando y picando jamón crudo así que a la salida de la sidrería no todos logran mantenerse bien erguidos...

 

Historia de la Ciudad de Oviedo

Historia de la Ciudad de Oviedo
Historia


Alfonso II El Casto
Los monjes Máximo y Fromestano, fundadones de la ciudad en el año 761 , crearon una explotación agrícola de carácter monástico. Aquel primer establecimiento se completaría pronto con una pequeña iglesia bajo la advocación de San Vicente.

El rey Fruela, cuarto de la monarquía asturiana, fue el primer impulsor decidido de la ciudad con la construcción de un palacio y una iglesia cercanos entre si. Fruela eligió el lugar como residencia de Munia, su mujer, y en él nació su hijo Alfonso II, conocido como "el Casto".

A la muerte del rey Fruela sube al trono el rey Aurelio (768-764), primo suyo. Se suceden después los reinados de Silo (774-783), Mauregato (783-788) y Bermudo (788-791) antes de que Alfonso II El Casto suba finalmente al trono que ocupará durante 51 años de excelente gobierno.

Alfonso II El Casto (791-842) translada la corte del reino a Oviedo. Bajo su reinado se descubre el sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela de Galicia y crea entonces el Camino de Santiago, fenómeno capital en la historia de la ciudad.

Construye además un templo dedicado a El Salvador , al que donaría la Cruz de los Ángeles, y un palacio real que formaron el núcleo y motor de Oviedo.

En esta época la ciudad se convierte en el epicentro del Arte Asturiano, expresión arquitectónica original y única, heredera de tradiciones visigodas, orientales y nórdicas

Al morir Alfonso II sin descendencia, un primo suyo, Ramiro I, es elegido como sucesor. Durante su reinado fueron contruidos los edificios de Santa María del Naranco, cuyas soluciones arquitectónicas no fueron utilizadas hasta casi quinientos años mas tarde, y la iglesia de San Miguel de Lillo, muy cerca del anterior.

El traslado de la corte regia a León, tras la muerte de Alfonso III El Magno, vincula la vida de la ciudad a las reliquias conservadas en su catedral y al paso de peregrinos que visitan El Salvador y que continúan su caminar hasta Santiago.

Los siglos siguientes (XIII-XVI) conocen el desarrollo de la ciudad medieval, conservada en su trazado hasta hoy, la construcción de una muralla, un incendio devastador la nochebuena de 1521 y la formidable obra del acueducto de Los Pilares para el abastecimiento de agua a la ciudad a lo largo del siglo XVI.

La fundación de la Universidad por Fernando de Valdés Salas, a comienzos del siglo XVII, abre Oviedo urbanísticamente hacia una expansión progresiva, impulsada en el XVIII por la nobleza urbana y la construcción de palacios notables, en el XIX por el crecimiento industrial y el ensanche urbano de la calle Uría, y en el XX por el desarrollo administrativo y comercial.

En la actualidad Oviedo es la capital del Principado de Asturias y mantiene una vocación de ciudad de servicios administrativos y universitarios. El comercio se ha convertido en su sector económico fundamental. Oviedo es hoy una ciudad con una notable proyección internacional a través de los Premios Príncipe de Asturias, entregados anualmente en el Teatro Campoamor, y del Campus Internacional, al que acuden personalidades de la mas alta relevancia mundial.

Historia de Oviedo

Historia de Oviedo:

Concejo: Oviedo

Descripción:
Las cuevas de La Lluera I y II, cerca de Priorio; la de Las Caldas; el abrigo de La Viña en La Manzaneda, o el pico Berrubia, cerca de Les Escobadielles, en Olloniego, declarados Bienes de Interés Cultural (zonas arqueológicas), prueban la prehistórica presencia del hombre en tierras ovetenses. Primero, se asentaron en las cercanías de los cauces fluviales, importantes como el Nalón o más modestos como el Gafo, arroyo de Vaqueros, reguero de Quintes, etc. Más tarde (Paleolítico Superior), ante la rigurosidad del clima, se alojaron en cuevas, dejando vestigios de su vida diaria (comida, arte mobiliar y parietal). El abrigo de La Lluera I (solutrense) enseña, grabado en las paredes, un gran e interesante número de figuras animales (caballos, uros, ciervas, cabras...), especialmente en la llamada Gran Hornacina de la pared izquierda; en el de La Lluera II (próximo a la I), por el contrario, los muros presentan signos más bien triangulares, interpretados como símbolos sexuales femeninos. La cueva de la Viña, en pared exterior de aproximadamente veinte metros, expone un buen número de grabados a buril, como ciervos, bóvidos, caballos o vulvas; la representación de un caballo en un hueso recortado y grabado por las dos caras es un destacadísimo hallazgo correspondiente al arte mueble. Más adelantados en el tiempo son los petroglifos (grabados sobre piedra obtenidos por descascaramiento o percusión) del pico Berrubia.
José Manuel González, investigador comprometido con la antigüedad ovetense, halló en este término municipal 16 castros, dispersos casi por todo el territorio, pero, mayormente, focalizados en los valles del Nalón, Nora y Trubia y en las partes inferiores del monte Naranco; todos ellos eligieron un asentamiento idóneo en cuanto visión del terreno y a su defensa, completada con taludes, muros y fosos. En estos poblados había una organización social más compleja. Mientras unos parecen remontarse a época prerromana, otros tal vez se hayan erigido en época romana. Lo cierto es que llegaron a coincidir en el tiempo con las
villae romanas.
Y, como no podía ser de otra manera, la ciudad de Oviedo tuvo un principio. En el siglo VIII un presbítero llamado Máximo llega a la colina
Ovetus en compañía de sus servidores y elige como retiro espiritual un lugar solitario, sin dueño y lleno de maleza. Posteriormente, ya junto con su tío, el abad Fromestano, y tras haber allanado y desbrozado el terreno, procede a la erección de un convento en honor a San Vicente, a partir del cual nace la ciudad de Oviedo el 25 de noviembre del año 761. Más tarde se incorporarían el también presbítero Montano y unos veinticinco miembros más de la Orden. La capital empezaría a dar sus primeros pasos a partir del asentamiento de colonos en torno a dicho monasterio. El rey Fruela I (757-768) ordenó construir, en las cercanías del convento, un templo bajo la advocación del Salvador y un palacio, en el que se refugiaba para descansar y donde vino al mundo su hijo Alfonso II, el Casto, quien no sube al trono, por diversos contratiempos, hasta el año 791, casi tres lustros después de la muerte de su progenitor. Este monarca dispuso el traslado de la Corte de Cangas de Onís a Oviedo —que se afianza como tal en el año 794— y comienza a imprimirle personalidad urbana, contribuyendo a su engrandecimiento. Alfonso II (791-842) ordena la erección, sobre el lugar ocupado por la anterior, de una nueva basílica consagrada al Salvador y a los doce Apóstoles, punto de partida de la presente Catedral y sustituta de la que se había levantado por decisión de su padre, arruinada por las acometidas de los árabes entre los años 794 y 795. En el año 808, tal vez para recordar la consagración del nuevo templo, Alfonso II dona a la Catedral de Oviedo la Cruz de los Angeles, escudo de Oviedo y la diócesis, y una de las joyas de la Cámara Santa catedralicia. Bajo su reinado, la posterior construcción de varios palacios, iglesias (Santa María, con el Panteón Real, San Tirso y la Cámara Santa) giró alrededor de esta basílica, a la que transformó en un importante foco de atracción para el mundo cristiano del norte. En el capítulo de las infraestructuras le cabe el mérito de equipar, con un acueducto para el suministro del agua y la correspondiente muralla defensiva, este conjunto arquitectónico, en torno al cual irán surgiendo modestos barrios poblados por servidumbre, artesanos, soldados y gentes de otras ocupaciones, que dinamizan el acontecer diario del primer núcleo urbano. En cambio, la iglesia de San Julián, que aún hoy mantiene una buena parte de su personalidad original, se elevó algo alejada del mismo, al norte, superando escasamente el kilómetro de distancia.
Tras la muerte en el año 842 de Alfonso II, le sucede Ramiro I (842-850), a quien se debe la erección en el monte Naranco de la iglesia de Santa María. Este monarca, como a continuación Ordoño I y Alfonso III el Magno (866-910), mantienen la Corte en Oviedo, lo que ayuda a su crecimiento urbanístico y a su florecimiento arquitectónico.
Alfonso III, político experimentado y militar brillante, quien junto con su esposa Ximena ofrece a San Salvador la Cruz de la Victoria —tallada en el castillo de Gozón y hoy integrante de la bandera del Principado—, renuncia a la soberanía del expansionado reino —que se extiende ya por Asturias, León y Galicia— en favor de sus hijos ante la insurrección, en el año 910, de uno de ellos, García —quien marcha a León—, y las presiones familiares. Pero antes de todos estos hechos Alfonso III había aportado a la ciudad nobles construcciones, entre ellas la superviviente fuente de Foncalada, a la que la Unesco declaró en 1998 Patrimonio de la Humanidad. El Reino asturiano entonces se disgrega, transformándose en tres señoríos: el de Oviedo va a parar a Fruela II; el de León, gobernado por García, y el de Galicia, por Ordoño. Al recibir Alfonso IV, en el año 931, los estados de Asturias —recordemos que Fruela II había heredado el trono leonés tras la muerte de sus hermanos—, la Corte se traslada definitivamente a León. Oviedo y con él el Reino de Asturias ceden el protagonismo a León. No obstante, los reyes visitan de vez en cuando tierras astures y acuden a la iglesia de San Salvador, que durante el s. XI se convierte, al igual que sucede con la de Santiago de Compostela, en un lugar de peregrinaje muy importante, cuyo efectos se dejan sentir en la vida urbana, que cobra nuevos bríos. En el año 1075 Alfonso VI viene a Oviedo, con una comitiva real en la que figura el famoso Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar, y otorga a la ciudad los primeros Fueros, ahora desaparecidos, que luego corrobora y aumenta Alfonso VII, su nieto. Más tarde regala el palacio edificado por Alfonso III a fin de transformarlo en el hospital de San Juan, entregado a la atención de pobres y peregrinos.
Siguiendo el periplo histórico, hay que adentrarse en el s. XII y detenerse en sus comienzos para hacer referencia al obispo Pelayo, figura eclesiástica relevante, en cuyo tiempo de mandato se alumbró el
Libro de los Testamentos, uno de los mejores exponentes de la pintura románica. Es en esta centuria cuando se llevan a cabo trabajos en la iglesia del Salvador y en lo que hoy se conoce como Cámara Santa y antiguamente capilla de San Miguel.
La profunda religiosidad popular de estos años intensifica las peregrinaciones; y con ello va afianzándose un activo componente burgués que extiende sus tentáculos a los tres pilares básicos en que se apoya todo el empuje, toda la pujanza de la urbe: el comercio, la artesanía y el mercado.
Uno de los acontecimientos trascendentes que se producen por entonces es la concesión efectuada por Alfonso VII a Oviedo, en 1145, del Fuero, que, según la opinión experta de Juan Ignacio Ruiz de la Peña, señala el paso de la «ciudad episcopal a la «ciudad mercado», y la «confirmación y consolidación del "concejo" o asamblea vecinal frente al poder eclesiástico y nobiliario» (Javier Rodríguez Muñoz). El Fuero, que confirma a Oviedo como ciudad de realengo, establece varias disposiciones, sobresaliendo entre ellas la concesión del estatuto de ciudadanos libres a cuantos fijasen su residencia en la urbe, o la exención a los ovetenses del abono de tributos por la circulación de mercancías entre el mar y León. A pesar de todo, la Iglesia mantendrá, en época medieval, gran influencia a nivel social, político y económico; de ahí que las disputas entre los poderes político y eclesiástico estuviesen a la orden del día.
Con el rey Alfonso IX, Oviedo asiste a la regularización del régimen municipal, y a otras medidas sin duda beneficiosas, como la entrega a la ciudad del alfoz de Nora a Nora, la erección de un recinto amurallado que no se culminaría hasta tiempos de Alfonso X, o la concesión del mercado semanal a celebrar los lunes, cuyo cambio a los jueves fue una decisión de los Reyes Católicos.
Con el transcurrir del s. XIV se hace evidente que la Catedral no tiene capacidad para acoger el gran número de peregrinos que la visitan movidos por la devoción y las indulgencias que se otorgaban. Por tanto, en el último cuarto de la centuria dan inicio las obras para la erección de una nueva capilla mayor; en el siglo XV continúan las mismas, aunque esta vez para la construcción de pórtico, naves y capillas. Pero lo cierto es que la Catedral siempre pasó por remodelaciones y ampliaciones.
El rey Juan I, en 1388, funda el Principado de Asturias, título inaugurado por el infante don Enrique, hijo de aquél, y que desde entonces corresponderá a los sucesores a la Corona; Oviedo se convierte, entonces, en la capital del Principado. Al tiempo surgía la Junta General del Principado, institución de derecho público que como Junta de Concejos funcionó con carácter permanente en el Principado de Asturias desde mediados del siglo XV hasta 1834, año en que se dio paso a las Diputaciones Provinciales. Pues bien, dicha Junta, que regula sus sesiones cuando el s. XV llega a su fin, se reunía en la sala capitular de la Catedral. Oviedo es ya por entonces y lo será hasta hoy protagonista o parte interesada y/o afectada en los acontecimientos de toda índole que se produzcan en lo sucesivo. Como sería imposible enumerarlos todos, se seleccionan algunos de los más significativos.
Dos sucesos quedan para el triste recuerdo: uno, en la nochebuena de 1521, cuando un incendio se inicia en la calle Cimadevilla y se prolonga por el casco histórico provocando cuantiosos perjuicios en las casas, dado que éstas se construían básicamente con madera. El otro despidió fatídicamente el siglo XVI: en 1598 y 1599, una epidemia de peste, junto a la nada recomendable compañía del hambre, segó gran cantidad de vidas.
Sin embargo, el s. XVII comenzó con buen pie: el feliz alumbramiento de la Universidad, cuya creación se debe a la decisión fundacional del asturiano Fernando de Valdés Salas, Arzobispo de Sevilla, Gran Inquisidor General, Presidente del Consejo de Castilla y redactor del
Indice de libros prohibidos (1558), expresada en su testamento y puesta en ejecución cuarenta años después de su muerte, acaecida en 1568. Efectivamente, después de haberse expedido la Bula de erección por el Papa Gregorio XIII, el 15 de octubre de 1574, confirmada por Real Cédula de Felipe III, de fecha 18 de mayo de 1604, la Universidad de Oviedo inició sus actividades en la calle San Francisco el 21 de septiembre de 1608. Los estudios que impartía inicialmente se encuadraban en las Facultades de Artes, Teología, Cánones y Leyes, que acogían a menos de un centenar de estudiantes —concretamente, 57.
El Oviedo de la Edad Moderna, como afirma el historiador Javier Rodríguez Muñoz, «se convierte en el centro político del Principado y lugar inexcusable para quien quiera seguir de cerca la actividad pública. Allí reside el gobernador, corregidor o regente, y se reúne la Junta General».
Un breve repaso al siglo XIX trae a la memoria, por ejemplo, que Oviedo fue la primera de las capitales de provincia en declarar la guerra a Napoleón, determinación que toma la Junta General del Principado en la noche del 23 al 24 de mayo de 1808, obligada por la presión popular. Las intrusas tropas francesas fueron rechazadas, tras tener sometida la ciudad durante un año. Los carlistas hacen acto de presencia en 1833 y sobre todo en 1836, año en que Oviedo es tomado efímeramente por la columna del general Gómez en el mes de julio, aunque hay que decir que las operaciones del carlista Sanz tuvieron mayor virulencia; la resistencia de los ovetenses explica el calificativo de «Benemérita» que figura en el escudo de la ciudad. Otras fechas señaladas son: 1854, año de fuerte tensión política que propició la aparición del Manifiesto del Hambre, del marqués de Camposagrado, o la del 12 de noviembre de 1873, correspondiente a la proclamación, sin incidencias, de la I República en Oviedo, tan sólo un día después de que la validaran las Cortes en Madrid.
Ya en este siglo, hay que referirse a los sucesos bélicos que tienen lugar durante la revolución de octubre de 1934, protagonizada por los mineros de la Cuenca —descontentos con sus miserables condiciones de vida—, que dejan asolada buena parte de la ciudad; resultan incendiados, entre otros edificios, el de la Universidad, cuya biblioteca guardaba fondos bibliográficos de extraordinario valor que no se pudieron recuperar. La Cámara Santa, por su parte, fue dinamitada.
A causa de la guerra civil desatada en 1936, la capital, que se suma al denominado Alzamiento del 18 de julio, con el coronel Aranda encabezándolo, resiste largo tiempo el cerco al que la someten tropas de la entonces vigente República, del que sale prácticamente convertida en un montón de escombros: tres cuartas partes del caserío se vinieron abajo durante ambos conflictos. A partir de 1941 la ciudad comienza a resurgir de sus cenizas una vez que se acoge al Plan de Urbanización o de Reconstrucción Nacional de Valentín Gamazo, dominado por la ideología de aquel tiempo que aspira a crear una ciudad «orgánica, completa y cerrada». En 1955 se consigue para el casco antiguo su declaración de zona monumental. Tras una prolongada etapa franquista, llegan las primeras elecciones democráticas, celebradas el 3 de abril de 1979.
El 24 de septiembre de 1980 se asiste a la gestación de la Fundación Principado de Asturias, que, además de buscar un cálido y permanente contacto con el heredero de la Corona, se ha marcado como objetivo, con los Premios Príncipe de Asturias por ella instituidos en 1981, ensalzar los valores humanos y científicos que sirvan para estrechar lazos entre todos los pueblos del mundo, con especial querencia hacia la comunidad iberoamericana. El Teatro Campoamor, cada año por el mes de octubre, reúne a deslumbrantes personalidades para premiar a los distinguidos en 8 apartados: Comunicación y Humanidades, Investigación Científica y Técnica, Artes, Letras, Ciencias Sociales, Cooperación Internacional, de la Concordia y Deportes.
En 1992, con Gabino de Lorenzo como alcalde-presidente del Ilmo. Ayuntamiento de Oviedo, se inaugura un Plan de Obras que remodela edificios, plazas públicas, peatonaliza el casco antiguo y algunas calles del ensanche.... Estos
planes de choque aún continúan, tutelados por el mismo y máximo regidor ovetense.

(Bibl.: Javier Rodríguez Muñoz, «El concejo de Oviedo», en Asturias a través de sus concejos, Ed. Prensa Asturiana, 1998; Gran Enciclopedia Asturiana)

Don Pelayo

Don Pelayo, el vencedor de Covadonga.

El símbolo de una sociedad, que tras su caída lucha por reconquistar la libertad nos sirve como modelo para reconquistar una sociedad invadida por otros bárbaros.

Su origen

Era don Pelayo (718 - 737) un noble de sangre real, hijo del duque Favila y nieto del rey Recesvinto, como se lee en algunas crónicas.

Por intrigas que tuvieron lugar en la corte del rey Vitiza, éste redujo a prisión o dio muerte a Favila, padre de don Pelayo, el cual, temiendo ser víctima de la ira del rey, como su padre, huyó a Cantabria, donde tenía deudos y amigos muy significados.

Peregrinación a Jerusalén

El vengativo Vitiza trató de buscar y prender a Pelayo; pero éste, no creyéndose seguro en España, determinó marchar peregrino a Jerusalén, a donde fue acompañado de un caballero llamado Zeballos. Según afirma el P. Mariana en su Historia de España, aún existían en el siglo XV, en el pueblo de Arratia (Vlzcaya) los bordones de don Pelayo y sus compañeros, que habían usado en su peregrinac1ón a Tierra Santa.

En la corte de D. Rodrigo

Vuelto a España, y muerto Vitiza, en los disturbios que se siguieron para nombrar sucesor a la corona, Pelayo abrazó la causa de don Rodrigo, y aparece en la corte de éste con el cargo de conde de espatarios o de la guardia del rey.

Cuando la invasión árabe estuvo en la batalla del Guadalete y allí se distinguió por su valor y proezas.

Después de esta desgraciada batalla, los magnates godos huyendo de la servidumbre de los árabes, buscaron asilo, unos en la Septimania gótica (Francia), pero los más en el norte de España y principalmente en Asturias. Don Pelayo parece que se refugió en Toledo.

Traslado de las Santas Reliquias a Asturias

El arzobispo de Toledo, Urbano, al ver que los moros se iban aproximando a la ciudad, quiso evitar que las sagradas Reliquias, que allí se guardaban, cayesen en poder de los mahometanos. Dichas Reliquias, de gran estima y valor, habían sido recogidas y traídas por los cristianos desde Jerusalén, cuando Cosroes, rey de Persia, se apoderó de aquella ciudad, y después de recorrer con ellas el Norte de Africa, fueron traídas a España, y se hallaban en aquella fecha en Toledo. A dichas Reliquias unió el arzobispo la vestidura entregada por la Santísima Virgen a San Ildefonso, y las obras de San Isidoro, San Ildefonso v Juliano. Entre los nobles y ricos ciudadanos de Toledo, que acompañaron al arzobispo en su huida hacia el norte de la península, se hallaba don Pelayo.

Llegó la comitiva en su recorrido a Asturias, y buscando la mayor seguridad, depositaron las Reliquias en una cueva excavada en una montaña, llamada hoy día Monsacro, en Morcín, a unos diez kilómetros de Oviedo.

Allí permanecieron escondidas hasta el reinado de Alfonso II el Casto, en que este monarca mandó trasladarlas a Oviedo e hizo construir para su custodia una iglesia dedicada a San Miguel Arcángel, llamada hoy Cámara Santa.

Don Pelayo, Rey

En Asturias se habían refugiado multitud de cristianos, huyendo de los árabes invasores, Nobles y plebeyos, olvidando diferencias de clase, se reunieron y decidieron aprestarse a combatir al común enemigo, sin importarles, lo desigual de la lucha que iban a emprender.

Su primer acto fue elegir un caudillo que reuniera las excepcionales cualidades que aquellas circunstancias tan graves requerían.

Todos pusieron los ojos en Pelayo, príncipe de la real sangre de los duques de Cantabria, que a la nobleza de la estirpe unía la fama de sus hazañas y, con arreglo también a las prescripciones del Fuero Juzgo, fue elegido rey, en cuya persona se anudó la monarquia gótica, aunque en situación muy precaria.

El modo de aclamar por rey en aquella época consistía en alzar al elegido sobre el pavés o escudo. Parece que tuvo lugar este acto el año 716 o 718, en Cangas de Onís o Covadonga, entre cuyos lugares existe el llamado Campo de la Jura.

La invasión de Muza

Al invadir los árabes a España, uno de sus caudillos, Muza, vino en su expedición por Asturias, llegó a la ciudad de Lucus Asturum, hoy Santa María de Lugo, cerca de Oviedo, la tomó y arrasó, continuando hasta Gijón, donde dejó a Munuza de Walf o gobernador, retirándose el ejército musulmán, una vez terminada la campaña, y dejando guarnecidos algunos 1ugares estratégicos, para garantizar la 8eguridad del terreno conquistado.

Munuza pide auxilio al emir de Córdoba

Enterado Munuza del levantamiento de los cristianos y de la elección de Pelayo, mandó al momento emisarios dando cuenta y pidiendo auxilio al emir de Córdoba, Alahor. Envío este a su lugarteniente, Alkama, con un grueso ejército a someter a los sublevados. Alkama llevó en su compañía a don Opas, prelado de Sevilla, para que le ayudase con su autoridad cerca de don Pelayo, de quién era pariente próximo, a fin de que se sometiesen él y los suyos. Y por si Munuza o algún otro gobernante les tenía agraviados, les hiciese presente que se haría justicia y depusiesen las armas, y considerasen como una locura el oponerse a los árabes invasores, pues no dudaran que el final sería desgraciado para ellos.

Alkama en Asturias

Alkama entró en Asturias, lo más probable por el puerto de Tarna, por donde han tenido lugar otras invasiones, conservándose aún para defender el paso dos castillos de origen romano a orillas del río Nalón, el de Villamorey (Sobrescobio), en ruinas, y el de Condado (Laviana), restaurado y en buen estado.

Siguió Alkama el curso del Nalón y llegó a la ciudad de Lucus Asturum, destruida por Muza, y de allí se dirigió por el valle de Siero y Piloña y penetró en el de Cangas en busca de los cristianos.

Al tener noticia Pelayo y los suyos de que venía Alkama con un poderoso ejército, algunos se atemorizaron, mas don Pelayo levantó el ánimo de
todos preparándose para la lucha.

Distribuyó sus tropas por las alturas y lugares estratégicos y él se parapetó en el monte Auseva, donde se hallaba una cueva en la que se veneraba una imagen de la Santísima Virgen.

La Cruz de la Victoria

Cuenta la tradición que antes de la batalla se le apareció en el cielo a Pelayo una cruz roja brillante y don Pelayo construyó en su vista una cruz con dos palos de roble y la enarboló por estandarte durante la batalla.

Otros dicen Que, como el rojo pendón de los godos hubiese desaparecido en el Guadalete, un ermitaño de vida ejemplar, que habitaba la Cueva de Santa María, puso en manos de Pelayo una cruz de roble, diciéndole: " He aquí la señal de la victoria." Sea cierta una cosa u otra; el hecho es que Pelayo tomó la cruz por enseña en la batalla contra los moros, y dicha cruz de roble fue luego recogida por su hijo Favila y guardada en la iglesia dedicada a la Santa Cruz, que en memoria de la batalla ganada por su padre mandó edificar en Cangas de Onís.

Más tarde dicha cruz de roble fue llevada por Alfonso III el Magno a su castillo de Gauzón (hoy Gozón) cerca de Avilés, y la mandó cubrir de oro y piedras preciosas, conservándose en la actualidad tan inestimable joya en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, con el nombre de Cruz de la Victoria.

Entrevista de Don Opas y Don Pelayo

Los moros, antes de dar comienzo al combate, enviaron de embajador a don Opas para ver si con buenas razones lograba convencer a Pelayo para que desistiese de la lucha, haciéndole a dicho fin grandes halagadoras promesas.

El obispo Sebastián de Salamanca, en su Cronicón, pone en labios de don Opas, dirigiéndose a Pelayo, las siguientes palabras : "Hermano: estoy seguro que trabajas inútilmente. ¿Qué resistencia has de oponer en esta cueva, cuando toda España y sus ejércitos unidos bajo el poder de los godos, no pudieron resistir el ímpetu de los ismaelitas?. Escucha un consejo: retírate a gozar de los muchos bienes, que fueron tuyos, en paz con los árabes como hacen los demás."

Respuesta de Don Pelayo

A esto contestó don Pelayo. "No quiero amistad con los sarracenos, ni sujetarme a su imperio; porque, ¿no sabes tú que la Iglesia de Dios se compara a la luna, que estando eclipsada vuelve a su plenitud? Confiamos, pues, en la misericordia de Dios, que de este monte que ves saldrá la salud a España. Tú y tus hermanos, con Julián, ministro de Satanás, determinasteis entregar a esas gentes el reino de los godos; pero nosotros, teniendo por abogado ante Dios Padre a nuestro Señor Jesucristo, despreciamos a esa multitud de paganos, en cuyo nombre vienes, y por la intercesión de la Madre de Dios, que es Madre de misericordia, creemos que esta reducida gente de 105 godos ha de crecer y aumentar tanto como semillas salen de un pequeñísimo grano de mostaza."

Don Opas, luego de oír la contestación de Pelayo, se volvió al ejército moro y dijo : " Marchad hacia la cueva y luchad, que si no es por medio de la espada, nada podremos conseguir de él."

La batalla

Se encontraban allí en aquel instante, como otro día a orillas del Guadalete, dos ejércitos de dos pueblos antagónicos; dos razas distintas, dos civilizaciones dispares; dos religiones que aspiraban a difundirse por el mundo: una imponiéndose por la fuerza de la cimitarra, simbolizada por la Media Luna, y la otra por el amor y el sacrificio representada por la Cruz.

Un pueblo, una raza, una civilización, una religión que venía recorriendo triunfante el Africa, que había salvado el Estrecho y, en paso arrollador, intentaba terminar con el último reducto en que se había refugiado el pueblo vencido, la raza esclavizada, la civilización destruida, la religión profanada. Allí se iba a ventilar, quizá de manera definitiva, si España sería una prolongación del Africa, o si continuaría siendo el baluarte avanzado de la civilización cristiana.

La suerte estaba echada : bien lo sabían los cristianos y su caudillo Pelayo. De aquella batalla dependía su suerte. Escasas eran sus fuerzas y las del enemigo numerosas y bien armadas. Los cristianos sé hallaban derrotados y deprimidos; los árabes victoriosos y arrogantes. Humanamente hablando, el resultado de la batalla no ofrecía duda : los cristianos serían aniquilados y España quedaría para siempre bajo el dominio agareno y sometida a la raza y a la religión del falso profeta. Pero los cristianos habían puesto toda su confianza, no en sus reducidas fuerzas, sino en la protección de la Santísima Virgen, cuyo auxilio habían impetrado y de la que nadie es desamparado. En Ella estaba colocada toda su esperanza y confiando en su ayuda dio comienzo aquella desigual y terrible lucha.

Comienza el combate

Al enterarse Alkama, por don Opas, de que no era posible arreglo alguno con Pelayo, continúa la Crónica de Sebastián diciendo que "dio orden a los honderos y saeteros que atacasen la entrada de la Cueva. Entonces se vio que las piedras mezcladas con los dardos se volvían desde la Cueva contra los mismos que las disparaban, atormentando horriblemente a los moros. Estos, viendo que nada les aprovechaba el luchar, sino que, por el contrario, la mayor parte de ellos yacía destrozada por sus propios dardos, retrocedieron confusos y turbados, desistiendo de atacar la Cueva.

Entonces Pelayo, al ver a los enemigos castigados por la mano vengadora de Dios, que no tiene en cuenta el número, sino que da la victoria a quien quiere, atacó con los suyos, y al mismo tiempo los cristianos que se ha11aban distribuidos por los montes y situados en lugares estratégicos, comenzaron el ataque contra los mahometanos que se hallaban en el fondo del valle, y lanzaron por las vertientes de las montañas piedras enormes y troncos de árboles, mientras otros disparaban sus arcos y sus hondas causando en los árabes gran carnicería. Al mismo tiempo estalló en el espacio una horrible tempestad, que llenó de pavor a los moros, los cuales, presa de gran pánico, emprendieron la huida perseguidos por los cristianos, y fueron finalmente desbaratados en el valle de Cangas, donde tuvo lugar lo más encarnizado de la lucha.

El obispo don Opas fue hecho prisionero y Alkama muerto, en unión de muchos millares de moros que perecieron en el combate. El resto del ejército árabe emprendió la fuga hacia el territorio de la Liébana; pero tampoco pudieron evadirse de la venganza del Señor, porque cuando marchaban por la cima del monte que está sobre la ribera del río Deva, cerca de la heredad de Casegadia (en la Liébana, cerca de Potes) aconteció por juicio de la Providencia divina que, desgajándose el monte, arrojó al río de una manera admirable a los caldeos (como llamaban a los musulmanes) y los aplastó a todos, descubriéndose aun en aquel lugar restos de armas y de huesos, cuando el río extiende su álveo por sus orillas en el invierno y remueve las arenas.

No juzguéis que fue éste un milagro fabuloso; recordad que Aquel que sumergió en el mar Rojo a los egipcios que perseguían al pueblo de Israel, ese mismo sepultó bajo la mole inmensa de un monte a esos árabes que perseguían a la Iglesia de Dios".

Derrota y muerte de Munuza

"Al tener noticia Munuza, gobernador de Gijón, de la gran derrota sufrida por los suyos, abandonó la ciudad y huyó con la fuerza que mandaba, siendo perseguido por los asturianos que le alcanzaron en el lugar de Olalla (quizá Santa Eulalia de Manzaneda, cerca de Oviedo), donde le desbarataron completamente y le dieron muerte.

En vista de eso se unieron al ejército de Pelayo muchos fieles, se restauraron muchas iglesias y todos juntos dieron gracias a Dios diciendo: Bendito sea el nombre del Señor, que da fuerza a los que creen en El y reduce los impíos a la nada." .

Don Pelayo organiza su reino

Don Pelayo, libre ya de enemigos, se dedicó a disponer todo aquello que era conveniente a la organización de aquel reino que Dios acababa de poner en sus manos y, sobre todo, a preparar un aguerrido ejército para defenderlo; porque no dudaba que el enemigo, aunque derrotado en aquel primer encuentro, no dejaría de volver a tomar la revancha con fuerzas más poderosas y era necesario prepararse para la lucha.

Se apoderó luego de Gijón, abandonada por Munuza, y comenzó a batir las guarniciones que habían dejado los árabes en algunos lugares estratégicos de Asturias.

Los cristianos de otras regiones se unen a Pelayo

Al difundirse la noticia de la victoria de Pelayo, fueron muchos los cristianos de los lugares limítrofes que acudieron a sumarse a las filas de su ejército, sobre todo de Galicia y de Vizcaya. De este lugar acudió, con gran refuerzo de soldados, el próximo deudo de Pelayo, don Alonso, hijo de don Pedro, duque de Vizcaya, el cual dejó a su padre y a su patria y vino a combatir al lado de los asturianos.

Se distinguió don Alonso por su bravura en los combates y más tarde contrajo matrimonio con Ormisinda, hija de don Pelayo, a quien sucedió en el reino, por la muerte de Favila, y llevó el nombre de Alfonso I el Católico.

D. Pelayo se apodera de León

Don Pelayo, al ver fortalecido su ejército con tan valiosas ayudas, y enterado de que los caudillos moros de Toledo, Córdoba y Baena andaban desavenidos, determinó adentrarse por tierras de León, y al frente de ocho mil infantes y ciento cincuenta caballos, salió de Asturias, llegando hasta León, ciudad entonces pequeña, pero muy fuerte y amurallada.

Don Pelayo la puso cercó e intimó la rendición a los moros que la defendían. Estos habían pedido y esperaban socorro del reino de Toledo, por lo que determinaron resistir. Las tropas de Pelayo dieron varios asaltos a la ciudad, y los moros, viéndose perdidos, pidieron a Pelayo una tregua de tres días para tratar de la rendición.

Les fue concedida la tregua a condición de entregar rehenes; mas luego se acordó que sería rendida la ciudad y se dejaría salir de ella al alcaide mahometano Itruz, que la gobernaba por el rey de Córdoba, y a los moros con sus mujeres e hijos dejándoles en libertad de ir a donde quisieran, encaminándose todos hacia Toledo.

Pelayo derrota a Abderrahaman


El rey Abderrahamán, que había salido a toda prisa a socorrer a León con un ejército de seis mil hombres de a pie y trescientos de a caballo, se encontró en el camino con el alcaide mahometano y demás moros que le acompañaban y, al enterarse de lo ocurrido, le mandó cortar la cabeza y continuó viaje para recuperar a León.

Enterado Pelayo de su venida, no le pareció prudente esperarle encerrado en la ciudad, sino que dejando en ésta una guarnición, se escondió con el resto de la gente en un bosque cercano, esperando ver lo que ocurría.

Abderramán llegó hasta León y juzgando que Pelayo estaba dentro, puso sitio a la ciudad, la cercó por todas partes para que nadie saliese, a fin de dar el asalto al día siguiente.

Aquella misma noche Pelayo le atacó por sorpresa y Abderramán se vio obligado a emprender la huida, con la pérdida de más de mil hombres y perseguido por Pelayo.

Más tarde Abderrahamán no quiso darse por vencido, rehizo su ejército y volvió con doce mil infantes y quinientos caballos sobre León.

Don Pelayo encomendó la defensa de la ciudad a un valiente capitán, llamado Ormiso, la dejó bien abastecida de alimentos y de armas y volvió a Asturias a por más gente, para ir luego en auxilio de León.

Llegó Abderrahamán a las puertas de la ciudad y le puso sitio, como la vez anterior. Ormiso y los suyos resistieron con gran valor los ataques de las huestes del caudillo árabe, pero en esto recibe aviso Abderrahamán de hallarse un hijo suyo gravemente enfermo y levantó el cerco de la ciudad, volviéndose a Toledo y quedando libres los sitiados.

No disfrutó Pelayo de mucha paz, porque ni él la buscaba, ni podía esperarla de los musulmanes, pues el batallar era su ocupación constante y se veía obligado a estar siempre alerta para rechazar las incursiones de sus enemigos y a preparar las suyas, ensanchando o comprimiendo sus dominios, según las circunstancias le fueran favorables o adversas.

Muerte de Don Pelayo

Al fin, vencido por la enfermedad, falleció en Cangas de Onís, donde tenía su corte, en el año 737 y fue sepultado en la iglesia de Santa Eulalia de Abamia, próxima a Covadonga, que él había fundado.

Allí se le unió más tarde su esposa, Gaudiosa.

En el reinado de Alfonso X, el Sabio, fueron trasladados los restos de ambos esposos a la Santa Cueva de Covadonga y colocados al lado del Altar de la Santísima Virgen. A fines del siglo XVIII, sin duda con motivo de alguna reforma del sepulcro, se grabó en él el siguiente epitafio: "Aquí yace el santo rey D. Pelayo, elleto el año de 716, que en esta milagrosa Cueva comenzó la restauración de España. Bencidos los moros, falleció el año 737 y le acompaña su mujer y hermana."

Allí continúan los restos del rey don Pelayo hasta el día de hoy. Las consecuencias de la primera victoria obtenida por Pelayo sobre los secuaces de Mahoma y sus continuadas luchas para sostener y acrecentar su reino contra los enemigos de su patria y de su fe, fueron de inmensa trascendencia para el pueblo cristiano y para el suelo patrio, convertido en provincia del califa damasceno. Como reguero de pólvora corrió tan fausta nueva de un extremo a otro del Pirineo, y pronto la Cruz de Sobrarbe juntó a la de la Victoria, para luchar unidas contra el estandarte de la Media Luna. Los cristianos que habitaban las regiones dominadas por los árabes comenzaron a cobrar esperanzas de liberación y a reanimar su abatido espíritu ante la magnitud de la catástrofe producida por la invasión agarena.

Cuantos pudieron huir del poder de los moros corrieron a engrosar las huestes de Pelayo y a sumarse a aquella lucha que España tuvo que sostener, por espacio de ocho siglos, contra todas las tribus que el Africa enviaba de continuo, presentando un valladar inexpugnable a aquellas turbas fanatizadas, que salvó no sólo a la Patria, sino también a Europa del yugo mahometano. Empresa que fue coronada felizmente por los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, al apoderarse de Granada, último baluarte de la morisma y jalón final, que cierra con broche de oro la epopeya iniciada por Pelayo en Covadonga bajo la protección de la Santísima Virgen..

Luciano López y García Jové